Sinopsis
Gustavo Rodríguez nos ayuda a recorrer la vida de Manolo Perrín, un hombre común capaz de trazar una historia extraordinaria, una persona que irradiaba con su sola presencia un ambiente de confianza, escucha y búsqueda de Dios. En Punta Alta o en Bahía Blanca era común verlo hablando con los vecinos: “A muchos de
ellos los había ayudado en algún momento difícil y a medida que los iba conociendo, los invitaba a algún encuentro para transmitirles
su secreto”. Ese secreto, ni más ni menos que la Buena Noticia del Evangelio, fue para ellos un antes y un después en sus vidas.
Manolo fue declarado Siervo de Dios al igual que su hija, María Cecilia Perrín de Buide, en el año 2005. En su vida encontramos hecha realidad la afirmación del papa Francisco: “La santidad no
está hecha de algunos actos heroicos sino de mucho amor cotidiano”.
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