Sinopsis
No es una cuestión menor que la vida terrenal de Jesús culmine en un lacerante grito: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. En esa pregunta se en- cuentran todos los dramas, las angustias y los interrogantes de todos los tiempos, de todos los hombres. Ese grito abre un espacio ilimitado, invita al encuentro, es el grito del Hombre-Dios que se hizo radicalmente pobre para estar al alcance de todos, y así abrir un diálogo que no excluye a nadie, partiendo de lo más humano: la experiencia del límite y del dolor.
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