Sinopsis
¿Qué presencia tiene el Dios trascendente en el mundo? ¿Qué valor y alcance tienen los antropomorfismos bíblicos? ¿De qué modo se comunica Dios a los hombres? ¿Cómo entender la presencia del mal en un mundo creado por la suprema Bondad? ¿Cómo armonizar la bondad y la justicia en el mismo y único Dios? ¿En qué consiste la providencia divina?
Según testimonio de Pánfilo de Cesarea, Orígenes solía predicar «casi todos los días». Sus Homilías sobre Jeremías son un claro exponente de esta ferviente actividad de profundización y transmisión de la Palabra de Dios, llevada a cabo con admirable entusiasmo por el maestro alejandrino. Dichas homilías son además una muestra destacada de los procedimientos y técnicas exegéticos empleados por el presbítero de Cesarea; más aún, nos permiten descubrir el pensamiento origeniano confrontado con éstos grandes temas que se plantean al teólogo de todos los tiempos.
Lo esencial para Orígenes, en su confrontación con el texto bíblico, es sacar a la luz la intención del mismo, esto es, aquello que el Dios que habla quiere realmente decirnos en él. Para ello se apoya fundamentalmente en dos principios exegéticos: 1) el de la dignidad del Dios que se revela; 2) el de la utilidad de esta palabra. Ambos principios lo conducen a la interpretación alegórica de muchos pasajes, especialmente cuando se encuentra con relatos que hablan de Dios de forma demasiado humana. Pero Dios es «el que está por encima de todo», a pesar de estar «a través de todo» y «en todo». Y si se presenta de modo antropomórfico es para provecho de los hombres, que precisan de esta pedagogía. Dios educa, persuade y castiga, como un buen pedagogo. El mal no es plantación de Dios, sino del diablo; pero la cizaña sólo puede crecer en el alma humana si ésta da su consentimiento…
La presente traducción es la primera edición íntegra de la obra que se publica en lengua castellana.
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