Sinopsis
Santa Juana de Lestonnac (1556-1640) gozó de una existencia especialmente rica en toda suerte de experiencias. Se formó durante las guerras de religión y en contacto con la influencia humanista de su tío Miguel de Montaigne. Haciendo suya la espiritualidad ignaciana, después de una vida de esposa, madre de familia y viuda, fundó la Compañía de María Nuestra-Señora, primera Orden religiosa femenina de enseñanza.
Las opciones espirituales de Santa Juana de Lestonnac son de una profunda densidad humana: «Nada os recomiendo con tanto afecto como la amistad entre vosotros». Cabe destacar la reciprocidad con la que se concibe el compartir fraterno y el intercambio espiritual de igual a igual. No emprendía nada importante sin pedir consejo porque, para ella, compartir una responsabilidad era impulsar una participación activa y enriquecedora: una forma de hacer muy adelantada a su tiempo.
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