Dídimo el Ciego

Nació en Alejandría hacia el 313 y murió el 398 en la misma ciudad. Se le llama el ciego, porque cuando tenía 4 o 5 años perdió la vista. A pesar de su ceguera pudo adquirir una cultura extraordinaria, tanto teológica como profana. Dídimo lleva una vida de asceta, dedicado al estudio, a la enseñanza y a la espiritualidad. Sobre todo es un maestro. Entre sus discípulos sobresalen Paladio, Rufino y Jerónimo. Sus contemporáneos lo consideraron como uno de los grandes teólogos del momento. Su producción literaria debió ser muy abundante, a juzgar por el elenco de obras elaborado por Jerónimo y que se ha visto confirmado en nuestro siglo con el descubrimiento de Tura (El Cairo), que nos ha proporcionado varios comentarios bíblicos de Dídimo.